El Bierzo Alto no es tan sólo una Comarca en cuyas entrañas se atesora una buena cantidad de carbón mineral sino que puede presumir con razón de poseer un área dotada de extraordinaria belleza natural, fruto debido en una parte apreciable a contener en su seno dos valles fundamentales: el del Sil y el del Boeza. Estos ríos constituyen la columna vertebral que conforma todo el territorio y sus aprovechamientos son de capital importancia.
Aunque existen restos y vestigios bastante antiguos, cabe destacar que el actual poblamiento del Valle del Boeza deriva del proceso de repoblación medieval, entre los siglos IX y XI. El origen de la mayoría de las zonas habitadas en el presente hay que buscarlo en los tres siglos reseñados, empezando por Bembibre como uno de los ejemplos más señeros.
Los accesos a la Sierra de Gistredo, de dificultad media en general, son variados. Así, a la cumbre del Catoute se asciende por dos rutas diferentes: partiendo de Salentinos o desde Colinas del Campo de Martín Moro (Toledano), siendo este itinerario el más sencillo. Al pico Tamarón puede accederse también iniciando la subida por Colinas, Salientes o por la vertiente norte. Finalmente, al Nevadín lo más socorrido es allegarse a él tomando como inicio las Brañas de Cabrito, en Rabanal de Arriba, lugar más bien cercano a Villablino.
La Sierra de Gistredo- cuyas cumbres más relevantes son el Catoute, Valdeiglesias, Tamarón y Nevadín- se constituye como el macizo montañoso cuya naturaleza silícea o silicícola es la más destacada entre los Montes de León. Las cualidades y composición de las rocas repercute directamente en la formación del suelo. Éste es determinante transcendental en el tipo de suelo del contorno: por ello, las plantas que se establecen y colonizan este espacio son típicas de suelos con poca profundidad y escasa riqueza mineral. Las plantas, pues, han sufrido un proceso de adaptación al clima y, más que nada, al suelo pobre y poco fértil.
Como curiosidad etimológica, entra dentro de los cálculos que la denominación “Gistredo” pudiera relacionarse con la gistra, planta aromática que abunda en algunos rincones y que sirve para elaborar licores.
Además del tipo y caracteres del suelo, la vegetación (en cuanto a su diversidad y cantidad) depende de la actividad humana y la presión a la que se ha visto sometido todo el ecosistema. En este sentido, el manejo del ganado tradicionalmente y el abuso del fuego para “regenerar” pastos han hecho que las masas boscosas sean bastante discontinuas e irregulares en su distribución.
DESCRIPCIÓN DE RUTAS PAISAJÍSTICAS:
Seguidamente es imprescindible referirse a dos recorridos hacia el Gistredo “con mucho encanto”:
-Estabeciendo como punto de partida Páramo del Sil, enseguida se cruza el puente que se ubica a la derecha, remontando la cuesta que llega al final del pueblo. Es aquí el punto donde nos podemos encaminar por un camino o pista forestal que va rumbo a Primout. En los primeros momentos contemplamos una vegetación a base de pinos de repoblación, brezos y alguna mancha de robles y abedules. Andados unos 3 kms. observamos el llamado “Cabano de Ulises”, refugio que está disponible totalmente al público. Tomando como referencia esta muestra etnográfica, debemos continuar por una cuesta de otros 3 kms. hasta alcanzar la cota de 1.462 metros de altitud. Desde este hito caminamos en descenso hasta arribar a Primout. Es conveniente pararse a contemplar el precioso y acogedor Valle del río Pimout, mirando las ruinas de este pueblo ya abandonado. En esta antigua localidad, tenemos que proseguir por un camino que empieza en el cementerio. En este trecho, conforme se va avanzando, los encantos surgen por doquier: parajes de verde con robles y praderíos al lado del río Primout. Al final de la senda existe una pasarela artesanal sobre el río que hace falta atravesar para acceder a Pardamaza, rebasando una pequeña subida, para encontrarnos ya en esta localidad. Las vistas del entorno son formidables. Ya a punto de abandonar Pardamaza, en su misma salida hay que girar hacia la izquierda, por donde se dirige una pista hasta Gistredo. Esto nos permite apreciar el río Pardamaza y varias repoblaciones de pinos, todo ello hasta toparnos con una encrucijada con tres direcciones, una de las cuales indica con un rótulo la ascensión al vértice geodésico o punto de mayor centralidad de Gistredo (1.735 m.). Desde esta privilegiada situación se avista una buena parte de la Comarca del Bierzo. Y, desde aquí, el descenso nos orienta irremediablemente por una ruta de pistas forestales al destino final: Villar de las Traviesas.
-Colinas y el Catoute:
Colinas es el lugar del reinado de la belleza y conserva trazos de una cultura prácticamente extinguida. El pueblo se asienta en un valle que está circundado por las montañas de la Sierra de Gistredo, comprendidas entre las altas cumbres de Arcos de Agua y del Pico Catoute.
El entorno anima a practicar los deportes de montaña, así como los vuelos en ala-delta, lo cual es bien sabido por los amantes de estos vuelos que se concentran regularmente en esta Sierra.
La naturaleza de la Sierra de Gistredo es viva y triunfante, a pesar de las desfavorables condiciones, y está más evidenciada su pujanza en las praderas, bosques y campos de cultivo. Durante todo el año, se escucha la música de los numerosos manantiales, arroyos y fuentes que corren alegremente al encuentro del río Boeza.
La Sierra puede resumir de ser como un paraje que, de vez en cuando, se muestra como un tapiz de manchas de abedul y acebo, de robles y serbales y, además, con algunas no muy numerosas muestras de tejos, avellanos, grosellas y arándanos silvestres. En ciertos sitios bien localizados se ven flores y plantas silvestres que forman un armonioso conjunto que cumple con las exigencias hasta de los más exquisitos.
Dicho de otro modo, en un paisaje poco feraz, se da una buena representación de matas de abedul al cobijo y protección de recónditos vallejos y que ha escapado de la destrucción derivada de los incendios y una destacada evidencia de robledales que van habitando comúnmente las zonas más bajas. En las cimas y en las laderas de las montañas de más altura se divisan comunidades de matorral donde es poderoso el enebro rastrero, con extensiones a resaltar de brecina, una especie de poco volumen y porte y mínimos requerimientos ambientales, con la compañía en ocasiones de arándanos- el común y el negro- en sus cercanías, lo que supone una reserva como fuente de alimentación vital para muchas especies, entre ellas, el oso pardo.
Otros mamíferos que se pueden observar en esta Sierra son el rebeco (limitado ya su hábitat a las partes superiores de los pastizale)s y la liebre de piornal, que fue catalogada por primera vez en estas montañas. La comunidad de aves no es demasiado amplia, aunque aquí se alberguen algunas especies interesantes a proteger o, incluso, en una situación de supervivencia global delicada como la perdiz pardilla, el roquero rojo o el águila real, amenazadas de desaparición.
La bella imagen del Catoute nevado
Las rutas de senderismo son uno de los principales reclamos del turismo de la zona
El Catoute (2117 metros) El Catoute, es el pico más alto del Bierzo.
EL BELÉN DEL CATOUTE
Era allá por los comienzo de la década de los setenta cuando, debido a la unidad e impulso solidario de unos esforzados amantes del Gistredo, se decidió empezar a desarrollar el deporte de montaña en los entornos, primero, y más allá de los confines del Bierzo, finalmente.
El verano de 1970 fue clave y transcendental pues, después de llevar a cabo varias actividades y reuniones informales, se tomó la decisión de constituir la “Peña de Montañeros Gistredo”, aprobándose a continuación sus Estatutos en fecha de 10 de octubre de 1.970. En esas mismas Navidades se propuso y consiguió instalar el primer nacimiento en el pico más emblemático, visible y evocador del Bierzo Alto: el Catoute. En esta mole, a 2.117 metros de altitud, unos pocos dispusieron figuras y demás aditamentos para montar el Belén más “alto” en un radio de muchos kilómetros. Bastantes se excusaron justificadamente por imposibilidad, como el cumplimiento del servicio militar.
En este primer año se estableció que la expedición se completaría en dos jornadas: en la inicial se llegaría a Montes de la Ermita (localidad hoy en día totalmente deshabitada) y el último se dedicaría para ascender al Catoute y retornar a última hora a Bembibre, con la misión cumplida. Resulta ocioso decir que, en la época navideña, la ascensión es penosa, con escollos superables como la capa de nieve y, ante todo, la poca preparación de medios y personal que, pronto, sería subsanada.
A la 18ª cita (1.987) hay que reseñar un suceso luctuoso: el vicepresidente del Club Montañero fallece en un desgraciado accidente laboral, por lo cual todos ofrecen a su persona el nacimiento.
Clave, en años posteriores, fue el arreglo y mejora de la carretera de Igüeña y, seguidamente, hasta Colinas pues así se logró que la actividad navideña se pudiese complementar en un solo día.
A lo largo de los años, el Belén fue ganando en conocimiento y tradición, lo cual provocó que, en ciertas ocasiones, los montañeros de Villablino se sumaran al acto, confluyendo en el Catoute desde la zona de Salentinos, en dirección Sur los de Laciana y desde Colinas, más bien en direccion Este, los bercianos. Como nota a relatar de buena vecindad, es la proyección de la costumbre berciano-lacianiega hacia la región gallega, siendo prueba de ello el interés que, en los últimos tiempos, ha mostrado la Agrupación “Peña Trevinca” de Vigo hacia este evento anual.