La Virgen de la Encina milagrosa intercesora en un incendio en Ponferrada en el siglo XVII: claves para la interpretación de una pintura de Juan de Peñalosa y Sandoval en el Museo del Bierzo
Conmemorando la festividad de Nuestra Señora de la Encina, Bierzo 7 ilustra la portada de esta edición con un detalle de la pintura “Rogativa por la extinción de un incendio”, fechada hacia 1622 y atribuida al pintor cordobés Juan de Peñalosa y Sandoval (¿Baena 1579? o ¿Córdoba 1581? – + Astorga 1633), obra que, perteneciente al patrimonio artístico de la Basílica, ingresó en depósito en el Museo del Bierzo en 1997, siendo restaurado un año después por el Ayuntamiento de Ponferrada, exponiéndose desde entonces en la sala dedicada a la historia de la ciudad en los siglos XVII y XVIII.
Testimonio de la secular devoción a la Virgen de la Encina, intercesora en numerosos hechos milagrosos en favor de la villa y en beneficio de sus gentes piadosas “aplacando incendios, dando salud a enfermos de peligro y criaturas…” -principalmente recopilados y transmitidos desde el siglo XVII coincidiendo con la centuria en la que se inicia y difunde la advocación “de la Encina”- el análisis pormenorizado de esta composición pictórica revela interesantes aspectos sobre la vida social de la ciudad, así como sobre las fuentes iconográficas que inspiraron a Juan de Peñalosa a la hora de plantear la ejecución de este lienzo, perfilando la atractiva personalidad intelectual de este artista activo en Córdoba y Astorga durante el primer tercio del siglo XVII.
Eclesiástico, pintor, tracista de retablos, cronista, pendolista y poeta culterano inmerso en el ambiente postridentino del momento, fue discípulo aventajado del pintor, teórico y Racionero de la Catedral de Córdoba Pablo de Céspedes (1538-1608), frecuentando los círculos de Luis de Góngora (1561-1627) y, muy probablemente, el taller de Pacheco (1564-1644), el famoso pintor y tratadista suegro de Velázquez. Al servicio del obispo de Astorga Alfonso Messía de Tovar (prelado asturicense entre 1616 y 1636), Juan de Peñalosa debió trasladarse desde Córdoba hasta Astorga durante la segunda década del siglo XVII, estableciéndose definitivamente en aquella ciudad como asesor artístico del obispo mecenas, diseñando las trazas de varios retablos y pintando algunas escenas para los de la Majestad, la Inmaculada y el dedicado a Santa Teresa, al mismo tiempo que alcanzaba la dignidad de Vicedeán de la Catedral, cargo que ostentó hasta su muerte, después de una fulgurante trayectoria eclesiástica que le proporcionó ascensos y beneficios.
Entre las obras astorganas de Juan de Peñalosa destaca iconográficamente la del “Milagro de la Virgen de la Majestad” (5), cuadro exvoto de considerable formato que representa la milagrosa intervención mariana que en 1476 salvó la vida de unos trabajadores de San Román que, enterrados accidentalmente en un pozo, estuvieron a punto de morir. Una composición que, siguiendo parámetros comparativos, técnicos y formales, evidencia una íntima relación con el de Ponferrada, este último sin fecha precisa ni documento de autoría, pero en el que se evidencian detalles y estilemas en los que fundamentar la mano indudable de Juan de Peñalosa.
En el de Ponferrada, se representa la rogativa que esta villa hizo a la Virgen para que extinguiera un incendio que tuvo lugar en 1622 en unas casas de Beatriz de Cancelada, según se narra, entre otros diversos milagros, en “Información y autos sobre la Virgen de la Encina. Relación de milagros”, (1707): (fol. 57) “En el año de mill seiscientos y veyntte y dos años se prendió fuego en las casas de Doña Beatriz de Chancellada con tanta fuerza con el ympulso de el Ayre que en bueno tiempo cojio una y otra zera de las casas de la calle sin dar lugar a que por alguna partte fuesen socorridas creyéndose que todo el varrio y los mas confinantes se hiciesen zeniza en breve tiempo, acudieron luego a la Yglesia y sacando a Nra. Señora de la Encina y poniéndola en la boca de la calle se hizo el Ayre de tal forma a un mesmo tiempo se apago la llama sin pasar mas adelantte, este milagro aprobó El Señor obispo de Astorga como constta del quadro que de el subcesso esta en la dcha Yglessia pattente a toda criatura”.
Testimonio de la secular devoción a la Virgen de la Encina, intercesora en numerosos hechos milagrosos en favor de la villa y en beneficio de sus gentes piadosas “aplacando incendios, dando salud a enfermos de peligro y criaturas…” -principalmente recopilados y transmitidos desde el siglo XVII coincidiendo con la centuria en la que se inicia y difunde la advocación “de la Encina”- el análisis pormenorizado de esta composición pictórica revela interesantes aspectos sobre la vida social de la ciudad, así como sobre las fuentes iconográficas que inspiraron a Juan de Peñalosa a la hora de plantear la ejecución de este lienzo, perfilando la atractiva personalidad intelectual de este artista activo en Córdoba y Astorga durante el primer tercio del siglo XVII.
Eclesiástico, pintor, tracista de retablos, cronista, pendolista y poeta culterano inmerso en el ambiente postridentino del momento, fue discípulo aventajado del pintor, teórico y Racionero de la Catedral de Córdoba Pablo de Céspedes (1538-1608), frecuentando los círculos de Luis de Góngora (1561-1627) y, muy probablemente, el taller de Pacheco (1564-1644), el famoso pintor y tratadista suegro de Velázquez. Al servicio del obispo de Astorga Alfonso Messía de Tovar (prelado asturicense entre 1616 y 1636), Juan de Peñalosa debió trasladarse desde Córdoba hasta Astorga durante la segunda década del siglo XVII, estableciéndose definitivamente en aquella ciudad como asesor artístico del obispo mecenas, diseñando las trazas de varios retablos y pintando algunas escenas para los de la Majestad, la Inmaculada y el dedicado a Santa Teresa, al mismo tiempo que alcanzaba la dignidad de Vicedeán de la Catedral, cargo que ostentó hasta su muerte, después de una fulgurante trayectoria eclesiástica que le proporcionó ascensos y beneficios.
Entre las obras astorganas de Juan de Peñalosa destaca iconográficamente la del “Milagro de la Virgen de la Majestad” (5), cuadro exvoto de considerable formato que representa la milagrosa intervención mariana que en 1476 salvó la vida de unos trabajadores de San Román que, enterrados accidentalmente en un pozo, estuvieron a punto de morir. Una composición que, siguiendo parámetros comparativos, técnicos y formales, evidencia una íntima relación con el de Ponferrada, este último sin fecha precisa ni documento de autoría, pero en el que se evidencian detalles y estilemas en los que fundamentar la mano indudable de Juan de Peñalosa.
En el de Ponferrada, se representa la rogativa que esta villa hizo a la Virgen para que extinguiera un incendio que tuvo lugar en 1622 en unas casas de Beatriz de Cancelada, según se narra, entre otros diversos milagros, en “Información y autos sobre la Virgen de la Encina. Relación de milagros”, (1707): (fol. 57) “En el año de mill seiscientos y veyntte y dos años se prendió fuego en las casas de Doña Beatriz de Chancellada con tanta fuerza con el ympulso de el Ayre que en bueno tiempo cojio una y otra zera de las casas de la calle sin dar lugar a que por alguna partte fuesen socorridas creyéndose que todo el varrio y los mas confinantes se hiciesen zeniza en breve tiempo, acudieron luego a la Yglesia y sacando a Nra. Señora de la Encina y poniéndola en la boca de la calle se hizo el Ayre de tal forma a un mesmo tiempo se apago la llama sin pasar mas adelantte, este milagro aprobó El Señor obispo de Astorga como constta del quadro que de el subcesso esta en la dcha Yglessia pattente a toda criatura”.