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Leyendas de moros y tesoros en El Bierzo

Leyendas de moros y tesoros en El Bierzo

Autor: MAÑANES PEREZ, Tomás; ALONSO PONGA, José Luis
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Algunas leyendas alusivas a los moros

Andando por las tierras del Bierzo, nos hemos encontrado con una serie de leyendas que hablan de los moros como unos pobladores legendarios. que han habitado la comarca en unos yacimientos arqueológicos localizados (1).

Estos personajes han vivido, han trabajado, han cavado cuevas para su refugio y para ocultarse a las miradas de cualquier vecino curioso.

En el Bierzo, y siempre según la leyenda, los moros, vivieron en: "Los castillos" en el término municipal de Cariseda, en. "El Calvario" (Tombrio de Abajo), "El corón" (La granja de S. Vicente), "El Castro" (Santa Marina de Torre), La Corona del Castro" (S. Andrés de las Puentes), "El callejo de los moros" (Vega de Espinareda), "El Castro" (S. Julián de Vega de Valcarce), "La Cortiña de los mouros" (Castañeiras de Balboa), "La Torre" (Barjas), "El Castro" (Ermide), "El Castrín" (Viñales), "La Corona del Castro" (Langre), "La Ría del Tesoro" (San Pedro Paradela), "La torca" y "El Barreiro" (Colinas del Campo de Martín Moro).

Todos estos poblados asociados con los moros, nos han dado en una comprobación arqueológica, que se trata de yacimientos en la Edad del Hierro, y de castros romanizados (2). Están situados en lugares elevados de fácil defensa, y sólo en ocasiones muy raras se aplican estas leyendas a yacimientos romanos en llana, como es el caso de "La Mezquita", en el término municipal de Requejo.

También los moros han construido cuevas para vivir y pervivir a lo largo de toda su historia, ya que según las leyendas continúan aún viviendo debajo de la tierra y a veces hasta se le aparecen a la gente cuando ésta se hace acreedora a tal confianza.

En la comarca del Bierzo, conocemos la existencia de cuevas de moros en: Barjas, en el lugar conocido como "A Cova" y "A Cova das gallas"; en Moldes en "La Peña", en Salas de los Barrios en "Matocalero"; en Ocero "El Reguerón"; en Villar del Acero "La Bramuda"; en Villar de las Traviesas "Cimadevilla"; en Castropodame "La cueva del moro"; en Salientes "La cueva la mora".

Los moros que viven en estas cuevas siguen haciendo su vida normal, o por lo menos la seguían haciendo hasta la época de la industrialización, que ha dado al traste con la mayoría de estas leyendas (3). Así en Villar de las Traviesas los moros que habitaban la cueva, iban a lavar la ropa al "arroyo San Lázaro", los de Salientes lo hacían en una cascada que hay debajo de la cueva, en Turienzo Castañero "las moras salían para que una pastora les peinase e iban a lavar al prau dominguín".

Estos pobladores legendarios se comunicaban entre sí por medio de cuevas de varios kilómetros de largas; ya que su estado de encantamiento no les permite entrar en contacto con todas las personas, se ocultan de la gente y solo se muestran en ocasiones excepcionales. En Castropodame, "La cueva del moro", va a salir a Astorga, e igual ocurre con la de Villar de las Traviesas, que sirve para poner en comunicación entre sí varios poblados moros.

En todas estas cuevas citadas, no se ha encontrado ningún vestigio de habitación humana, lo cual nos hace pensar que éstas, al menos en casos como los que tratamos, forman parte de todo ese folklore que tanto abunda en toda la geografía española. Desde siempre, el hombre ha creído ver en las cuevas y oquedades de las rocas, en los bosques, y demás elementos naturales llamativos, lugares propicios para la habitación de una serie de seres míticos, como son: enanos, gigantes, dragones, serpientes, etc., por eso, a nuestro juicio, en la cultura que estamos analizando, cuando los moros han pasado de ser hombres de carne y hueso para convertirse en personajes quasi-mitológicos, la imaginación popular les hace habitar aquí.

Las fuentes son otro elemento cultural estereotipado que podemos analizar en el mismo sentido que las cuevas. En Lillo, existe una fuente conocida con el nombre de "Fuente de la mora"; éste es uno de los pocos topónimos que hay en el Bierzo, aplicado y relacionado a los moros con los manantiales, sin embargo, en nuestro trabajo de recogida de datos por toda la provincia, hemos encontrado varias fuentes que llevan estos nombres, y normalmente son famosas porque sus aguas son abundantes y buenas. Cuando preguntamos el porqué del nombre de la fuente, la gente contesta que se llama así, "porque allí iban a beber agua esos señores"; algo así como si ellos mismos le hubiesen dado el nombre y sus buenas cualidades. En los pueblos leoneses de Tierra de Campos, conocemos dos fuentes que llevan el nombre de santos: S. Miguel y S. Gregorio; estas dos fuentes están situadas cerca de dos yacimientos arqueológicos medievales, que se conocen en los pueblos de alrededor como antiguas ermitas; pues bien, en los dos se da la misma leyenda: "El santo vivía en la ermita (actual yacimiento arqueológico) e iba a coger el agua a la fuente, por eso ésta lleva el nombre del Santo, y por eso el agua de esta fuente es muy buena". Este ejemplo es a nuestro juicio, ilustrativo de cómo, sobre fundamentos reales, se tejen las leyendas en los ambientes populares. Vemos cómo en estos casos los santos y en los anteriores los moros, actúan como númenes de las fuentes a las que comunican sus cualidades.

Otra característica de estos personajes era la de ser trabajadores, haciendo obras para el servicio de los pueblos, como en el caso de Santibáñez de Montes, donde se conoce un "Canal del moro", hecho por éstos según la tradición, aunque en realidad se trata de un canal romano (4). En Ocero, en el pago denominado "El Carballo", se dice que tenían una fundición de hierro, leyenda quizás surgida de la abundancia de escoria que se encuentra en el lugar, pero según estudios recientes, también en este caso es romano (5).

Otras veces el trabajo de nuestros personajes, es algo que raya en lo maravilloso, como la leyenda recogida en Cabarcos, según la cual, la llamada "Peña del Reloj", una gran roca encima de una montaña, la subió una mora. A nuestro juicio, esto es fruto de la creencia que el vulgo ha tenido siempre de que los moros han sido siempre personas dotadas de poderes extraordinarios.

¿Quiénes son los "moros"? Como hemos visto, por las leyendas que de una manera más bien resumida hemos expuesto, son unos personajes legendarios que están ligados a fenómenos la mayoría de las veces extraordinarios: Viven en cuevas bajo la tierra, son bienhechores, trabajan para el pueblo y son capaces de acciones mágicas.

Como ya se ha señalado, al hablar de los pobladores de estos lugares, el pueblo da el nombre de moros a los habitantes de cualquier poblado de la cultura castreña o yacimientos romanos (6); aunque estamos convencidos (si bien arqueológicamente no lo hemos podido comprobar), que el concepto "moro" se puede aplicar a todo lo antiguo, de manera que la expresión "de tiempo de los moros" o "lo hicieron los moros" no significa más que algo antiguo, sin indicar el tiempo histórico concreto. Sería una frase popular similar a nuestras expresiones: "antes de la guerra", "del año de la pana", etc.

Los moros serían seres míticos que entroncan con la mitología indo-europea y prerromana (7).

Origen de las leyendas de moros en el Bierzo. Las leyendas de moros, al menos en el Bierzo, no tienen su base histórica en la Alta Edad Media, fruto del contacto de Moros y Cristianos, puesto que en el Bierzo los moros no estuvieron sino en algunas correrías (8). Lo que sí podemos suponer es un fuerte sustrato de antiguos visigodos, lo cual se demuestra a partir de la vida de S. Fructuoso y luego por la abundancia de topónimos, que según Sánchez Albornoz, demuestran "una emigración de godos de fecha anterior a la emigración mozárabe de los siglo IX y X" (9).

Las pretendidas raíces de influencia árabe, son sólo producto de las llegadas de gran cantidad de mozárabes al filo del siglo X, que en el Bierzo nos han dejado muestras excepcionales de su arte (10), fundaron gran cantidad de monasterios y dejaron muchos topónimos como Torre Mauri (Tremor), Almazcara, Benuza, etcétera (11).

Así pues, las leyendas de moros han podido surgir de atribuir a los moros el haber vivido en lugares que sólo estuvieron habitados por mozárabes; en este sentido recordemos que los asentamientos alto-medievales están también en lugares altos, de fácil defensa, coincidiendo con los asentamientos castreños y tardorromanos.

Lo que es más probable, el Bierzo participa de la mentalidad de las demás regiones españolas, y atribuye a los moros la función que ya les señaló Caro Baroja: "Los moros, sean como gentes inferiores, sean como personajes antiguos dados a encantos u objeto ellos mismos de encantos, han quedado como entes proverbiales en el folklore de muchas partes de España" (12).

Los tesoros ocultos: Raro es el pueblo en toda la geografía española que no cuenta entre sus leyendas alguna alusiva a un tesoro escondido que todos sus habitantes saben dónde está, pero que sin embargo nadie se decide a descubrir. Nosotros no vamos a hacer un estudio de lo que estas leyendas representan para el conjunto cultural de la humanidad, sino de qué manera se han materializado en una sociedad rural.

El origen de estas leyendas, a la luz de los ejemplos recogidos en el Bierzo, es doble, coincidiendo con la doble materialización de dicho tesoro: Unos tesoros son acumulación de monedas hasta formar una olla llena de oro, un arca, una bolsa, etc. Otros tesoros están materializados en animales, yugos, bolas, mantos de oro, etc.

Respecto al primer tipo de tesoros, consistente en la aparición de monedas, vamos a hacer unas consideraciones previas para esclarecer el origen de este tipo de leyendas:
-según la convicción popular, los "antiguos" guardaban sus dineros en sitios inverosímiles; algunos de estos tesoros se perdían para siempre por simple olvido o por desaparición del dueño.
-a veces, se han encontrado fortuitamente estos atesoramientos en algunos yacimientos arqueológicos, bien sea en forma de monedas, como los tesorillos romanos o medievales, o bien en forma de auténticos tesoros de joyas como es el caso de La Aliseda, Guarrazar, etc.
-en la mayoría de los yacimientos romanos aparece algún resto numismático, aunque solo sea "un pequeño bronce".

Pues bien, con estas bases que hemos puesto, y que son fidedignas y comprobables, con este aparecer monedas en poblados que en otros tiempos han estado habitados, el pueblo llano ha tejido otras leyendas de tesoros que normalmente están escondidos en todos los antiguos yacimientos arqueológicos y ruinas de edificios.

Los lugares a los que con más frecuencia van unidos los grandes tesoros son aquellas ruinas que el pueblo tiene como de palacios o conventos -aunque en realidad no sean ninguna de las dos cosas- porque en el subconsciente popular aún se sigue uniendo el concepto de "palacio" y "convento" con los lugares donde se ha acumulado desde siempre la riqueza.

En el Bierzo hemos encontrado como yacimientos más representativos "Ruidebollos" en Villanueva de Balboa, "os barreiros" en Busmayor, "el castrín" en Viñales, por no citar más que unos pocos en los que se da la leyenda del hallazgo o la existencia de una olla de oro. El caso de Viñales es sumamente ilustrativo, y por eso lo transcribimos: "Cuentan que hace unos 150 años un individuo llamado Alejandro plantó una viña en el castrín y estando trabajando encontraron una olla de barro ya vieja y rota, y entonces les dio por excavar y sacaron una mesa de piedra y una olla que decían que contenía oro..." El anciano de quien procede esta comunicación asegura que él conoció la olla y la mesa en la bodega del dueño de la viña. Sin embargo, a nosotros lo que más interesante nos parece es que la olla que apareció debajo de la mesa, según nuestro comunicante, no se sabe con certeza lo que contenía, puesto que para afirmar que contenía oro, lo dice con un giro de posibilidad: "decían..."

En otros pueblos tampoco se ha podido comprobar el hallazgo, pero se habla de él, como es el caso de Losada, donde apareció un arca en "el convento", con la que se hicieron ricos las familias que la encontraron.

Sobre el segundo tipo de tesoros, aquéllos que según las leyendas se encuentran con más frecuencia enterrados, son:
-Animales de oro: En Pieros, en el pago conocido como "el picón", hay una corza de oro macizo enterrada; en Noceda en "Ceruñales" se señala la existencia de una cabra de oro; en Páramo del Sil en "la cabeza del castro" hay unas mulas de oro, junto a una bola de oro igualmente.

La existencia de animales de oro ha abundado en las leyendas populares desde toda la antigüedad, recordemos el caso del "Vellocino de oro" o del mítico "becerro de oro" de la Biblia (13).

Para dar una explicación de estas leyendas, nos permitimos servirnos de ejemplos de otras similares existentes en la provincia de León fuera del Bierzo, pero que creemos son ilustrativas. En varios pueblos de la Ribera del Esla hemos recogido datos de la existencia en yacimientos arqueológicos de "una piel de toro o de carnero" llena de monedas de oro", otras veces es "una piel de toro o de carnero que es ella misma de oro" y por fin "un toro, un carnero u otro animal de oro". Así pues, vemos una evolución dentro de las leyendas, primero sería la piel del animal que sirve como recipiente para meter monedas, luego la piel del animal que es el tesoro y, por último, es el animal el que es de oro macizo.

Nosotros creemos que este tipo de leyendas tienen un origen culto, como podemos apreciar en el siguiente ejemplo: en un yacimiento de la Tierra de Campos leonesa se halla "un becerro de oro enterrado"; lo curioso del caso es que en aquella zona, al menos entre el pueblo, la palabra becerro no se usa, por eso al preguntar nosotros "¿qué es un becerro?", nos respondían "debe ser algo así como un animal", lo cual demuestra que el pueblo tiene la idea de un tesoro, pero no sabe cómo está configurado, además demuestra que la leyenda no ha podido ser inventada por el pueblo, puesto que no conoce algunos de sus elementos, sino que ha sido un fenómeno de culturización, por el cual el pueblo ha hecho suya una leyenda contada por un señor de ascendencia cultural sobre él mismo, como es el sacerdote que le habla de un "becerro de oro" de los judíos.

Volviendo al Bierzo, las leyendas sobre animales están dentro de unas coordenadas mitológicas generales transmitidas por la gente culta que han prendido en el pueblo, y que el pueblo las cuenta a su manera citando animales conocidos por todos: corzos, cabras, mulas, etc.

Este tipo de leyendas, que también se dan abundantemente en la vecina Galicia, han sido también interpretadas como restos de antiguos cultos zoolátricos (14).

Se documenta la existencia también de aperos de labranza o de objetos de uso diario en varios pueblos. En Castañeiras de Balboa, en "el caho de la granda" se habla de un yugo de oro, al igual que en Villanueva de Balboa "Castañeiriños", y en San Tirso en el pago de "el Auteiro". En la Ribera de Folgoso se habla de unas cubas de oro enterradas ,en "el corón". En Castropodame, en un yacimiento arqueológico vecino a las minas romanas, se habla de un manto de oro.

Otras veces, las leyendas encierran un carácter moralizador y maniqueo. En Villar de las Traviesas se cuenta que debajo de "peña escrita" hay "un tesoro o un gas venenoso", el que levante la piedra y lo encuentre será para él, si es un tesoro se hace rico, pero si es un gas venenoso se expande y mata a todo el pueblo. Esta leyenda también se da en Valle de Tedejo, donde en "el Corón", en un túnel, "hay dos arcas, una de oro y otra de veneno, si abres la de oro te haces rico, pero si abres la de veneno te mueres". En Turienzo Casteñero, aún van más allá "en las Torcas, hay dos arcas, una de oro y la otra de azufre, si se abre la de oro se enriquece "toda españa", pero si se abre la de azufre se envenena toda España también"; esta leyenda está tejida para hablar de la importancia que tiene el pueblo, que es algo así como el centro de la nación, puesto que en sus manos está el enriquecer o el destruir "toda España". En Labaniego hay una gran peña que está encima del pueblo dominándolo, la leyenda dice que esta gran peña está sujeta con una cadena de oro, si se quita la cadena, la piedra cae y destruye el pueblo.

En estos ejemplos vemos que los tesoros están guardados, ya no por verdaderos "monstruos", como lo estaban las manzanas del jardín de las Hespérides (14), sino por el miedo, la suerte... El tesoro está ahí, pero su alcance entraña un riesgo excesivo. Vemos una vez más la influencia que ha tenido sobre la cultura popular el maniqueísmo que impregna la cultura occidental y la religión católica. No es aventurado suponer que estas leyendas están influenciadas por las prédicas del clero, que habla de la inutilidad de conseguir pequeños goces que a la larga acarrean grandes males. Estas siguen de cerca el modelo bíblico del árbol de la ciencia del bien y del mal, en el que se castiga la ambición (16).

_______________________

(1) En nuestro trabajo de campo, hemos contado con la colaboración de Isabel Fernández, Mª Victoria Fernández Tercero, Gervasio Diéguez, Benedicta Merayo, Benito Alvarez Marqués, a todos ellos queremos darles las gracias desde aquí.
(2) MAÑANES PEREZ, T. El Bierzo prerromano y romano, León 1981.
GOMEZ NUÑEZ S. "Las vías romanas entre Asturica Augusta y Bergido Flavio y la situación probable de la ciudad de Interanium" B.S.G. 71, 1931, pág. 27 y siguientes.
(3) GONZALEZ REBOREDO, J. M., El folklore en los castros gallegos, Universidad de Santiago de Compostela, 1971, pág.
(4) MAÑANES PEREZ, T. El Bierzo prerromano y Romano.
(5) Ibidem.
GOMEZ NUÑEZ S. "D. Juan Manuel Muñarriz y la siderurgia del siglo XIII en la región del Bierzo" B.S.G. 75, 1925, págs.
(6) GONZALEZ REBORBDO, J. M., "El folklore..."pág. 19 ss.
(7) Ibidem., pág. 41 y ss.
(8) SANCHEZ ALBORNOZ, C., "Despoblación y poblamiento del valle del Duero". Buenos Aires 1966, págs. 149 y ss.
(9) Ibidem, pág. 153.
(10) GOMEZ MORENO, M., "Iglesias mozárabes españolas", Madrid, 1930.
(11) RODRIGUEZ FERNANDEZ, J., "Ramiro II Rey de León", Madrid, 1972, pág. 179.
(12) CARO BAROJA, J.: "Vidas Mágicas e Inquisición", T I., Madrid, 1976, pág. 49.
(13) Exodo 32, 1-7.
(14) GONZALEZ REBOREDO, J. M., "El folklore en los castros gallegos", págs. 67-68.
(15) GUIRAND, F., "Mitología general", Barcelona, 1971, págs. 202, 245.
(16) CENCILLO, L., "Mito semántica y realidad", B.A.C., 1970, págs. 52 y 55.