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La ARMH exhumará mañana las fosas de los dos hermanos Macías en Villalibre
uscará los restos de Arsenio en la N-536 y desenterrará a Claudio de su bodega.
C. FIDALGO | PONFERRADA 10/10/2014
A uno lo sacarán de la bodega donde ha reposado su cuerpo desde hace 77 años. Al otro lo buscarán en la curva de la N-536 en Villalibre de la Jurisdicción. Y empezarán mañana.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) anunció ayer que acometerá desde mañana sábado las tareas para exhumar los cuerpos de los dos hermanos fallecidos en Villalibre al comienzo de la Guerra Civil; el excombatiente republicano Claudio Macías Fernández, que murió a los 31 años víctima de una neumonía y mientras se escondía en la bodega de su casa en la calle Falcón de la localidad; y el estudiante de 16 años Arsenio, asesinado a quinientos metros de la casa familiar, en la llamada ‘Curva de Villalibre’, por negarse a delatar a Claudio a los falangistas que lo buscaban. Los voluntarios de la ARMH, que tienen localizado el enterramiento del hermano mayor en la pared del fondo del sótano de la vivienda, tratarán de encontrar el cuerpo del más joven en la cuneta de la carretera, aunque ya han advertido que las obras de la N-536 pueden haber sepultado los restos bajo el asfalto.
La ARMH, que el pasado miércoles comenzaba a preparar la exhumación de Claudio en el sótano de la vivienda calle Falcón donde hasta hace sólo unos años vivió su hermana Manuela, soltera y sin hijos, aseguró ayer en una nota que «gracias a los testimonios recogidos durante años en el municipio de Priaranza del Bierzo», corroborados ahora por los sobrinos octogenarios de las dos víctimas, ha podido reconstruir la trágica historia de los dos hermanos Macías.
Claudio Macías, condenado a diez años de cárcel por participar en la revolución de 1934 y amnistiado tras el triunfo del Frente Popular combatió en el Frente Norte hasta la caída de Asturias en el otoño de 1937. Decidió entonces regresar a su pueblo, donde «conoció de primera mano la extrema violencia aplicada por los golpistas en el municipio de Priaranza del Bierzo, por lo que decidió esconderse, tanto en el monte como en el propio domicilio familiar» y «durante meses, enfermo, vivió como un ‘topo’», relataba ayer la ARMH en su nota. Su militancia acabó por desencadenar el asesinato de su hermano Arsenio, que fue enterrado en una fosa individual en la curva de entrada al pueblo.
La ARMH recordó que al contraer la enfermedad pulmonar, Claudio «decidió su propio destino» y «para que sus hermanas no corrieran la misma suerte que su hermano Arsenio, pidió que su cuerpo fuera enterrado en su propia casa, dentro de una urna de madera». La ARMH se teme que sus restos, en la zona más húmeda de la bodega, estén muy deteriorados y ayer se esforzaba por drenarla.
La asociación, que en 14 años ha exhumado más de 40 fosas en el Bierzo para recuperar unos 80 cuerpos, recalcó que el de los hermanos Macías es sólo un caso más de la represión que sufrieron cientos de bercianos hace tres cuartos de siglo.
Plazo de la ONU
La ARMH recordó que «el Gobierno y la Judicatura siguen guardando el más absoluta silencio e impunidad con las víctimas de la dictadura de Franco», a pesar de que ha transcurrido el plazo que el Grupo de Desapariciones Forzosas de la ONU concedió a España investigar la desaparición de 114.226 personas durante la represión.
CARLOS FIDALGO | PONFERRADA 09/10/2014
La ARMH intentará recuperar los restos del hermano de Claudio Macías, el joven estudiante de 16 años Arsenio, que murió «asesinado en Villalibre por no delatar a su hermano» y fue enterrado en una fosa individual en la curva de la carretera N-536 próxima al desvío hacia Toral de Merayo, según cuenta el vicepresidente de la asociación, Marco González. «La ARMH hará lo posible por encontrarlo, aunque es más complicado, por la ampliación de la carretera Ponferrada- A Rúa (N-536)», añade.
Su cuñado, otro ‘topo’
Claudio Macías no fue el único ‘topo’ en la familia. Su cuñado, el vecino de Columbrianos Antonio Fernández Abella, consiguió zafarse en 1936 de la saca en la que fueron asesinados 11 hombres en la pedanía ponferradina. Antonio permaneció 36 meses escondido en su casa, hasta que, acabada la guerra, se entregó. El tribunal que le juzgó en León, sin embargo, no encontró motivos para encarcelarle a pesar de sus «antecedentes izquierdistas y de matiz socialista» y en una sentencia de enero de 1940 le absolvió. Oculto durante toda la contienda, el consejo de guerra lo dejó en libertad. «No consta que aquél interviniese en ninguno de los desmanes que las hordas marxistas cometieron en los pueblos mencionados en los primeros días del Glorioso Alzamiento», escribió el tribunal.
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